ALMUÑÉCAR. Manuel Alonso. Los chicos del Sexitano sabían que era el momento de estrenar el mono de triatlon, tocaba ponerse las mejores galas. Como en una comunión o en un entierro. La piel es más fuerte cuando se ha curtido a series en la recta amarga de la Vega y con las marcas de las distancias pintada con tiza y sangre en el asfalto. La que delimita lo que somos de lo que soñamos. La que separa el corazón y la cabeza si cumples con el Garmin. Papá Nils se despertó el sábado por la mañana con la misión secreta de participar en la III Edición del Triatlón Pikaeras Almuñécar como si fuera el último día del mundo. Es un niño de barrio en el Laholm frío y caliente de los años 50. En la tarde del sábado, imaginó que la chica más guapa lo quería, que tenía que rescatarla y con ella al mundo (aunque antes a ella), que en sus manos tenía una Walther PP de 9mm y en sus pies 3 pares de “Sauconys”. También imaginó que correría con Rodo, Wanderlei y José Emilio y les daría un abrazo por luchar junto a él cada vez que cualquier malo de turno quisiera instaurar su dictadura perversa y brutal. La de los malos. La de los que nos quieren secuestrar todas las carreras del mundo.
En un golpe certero como un martini seco con ginebra y vodka (seca) de esos que llevan una aceituna como único resquicio el agente Nils logró el primer puesto en su categoría y el 164º en la General necesitando 1 hora 55 minutos para finalizar la prueba.
Pero el 007 del sexitano no estaba sólo. Rodolfo llegaba “Desde Rusia con amor” y también completó un triatlón más que notable clasificado en el puesto 150º de la General y 9º en su Categoría con un tiempo de 1 hora 48 minutos.
Junto a ellos “Los Casino Royale” José Emilio y Wanderlei. 1 hora 51 minutos y 2 horas 05 minutos respectivamente.
Vale, es cierto que sólo era un “Triatlón”, igual estoy exagerando y no hubieron nuevas heroínas salvadas in extremis, espías dobles descubiertas, triples mortales, trampas sorteadas, noches de champagne, mañanas de beluga y chupitos de vodka con delirios de Jagger (antes de que se inventara el Jagger). Tampoco hubo coches sin volante ni dirección, y Aston Martins y Bentleys estrellados contra el éxito del work class hero, y hasta un Lotus Spirit que se convirtió en submarino Solo para sus ojos. Pero no menos cierto es que ninguna organización criminal, ni ningún gerifalte gato en regazo pudo detener el final feliz del Atletismo Sexitano.
Enhorabuena.