El Convento acoge hasta agosto la exposición «10 fotos de Javier Colorrio»

ALMUÑÉCAR. Desde el 4 de julio, hasta agosto, están expuestas «10 fotos de Javier Celorrio» , trabajos que se podrán visitar en la sala de exposiciones del ecléptico establecimiento de hostelería El Convento, ubicado en la plaza de la Victoria de Almuñécar.

La exposición trata, en palabras de Celorrio, sobre el tiempo y su efecto en la mirada de un fotografo. Son fotos con cierta nostalgia de unos paisajes que fueron, pero que van envejeciendo en la percepción íntima de cada cual. En definitiva, ese y no otro es lo que llamamos tiempo.

«¿Por qué llamamos tiempo a lo que es nuestro naufragio físico? Estas diez fotos quieren retratar eso: las leyes físicas que nos entregan en brazos de la entropía. Yo envejezco y mi percepción del mundo también. La luz que baña las superficies de estas fotos de ahora no es la colorista de mi niñez ni la airada de mi juventud, es la de ahora mismo», manifiesta el autor.

Para Javier es «obvio, que en esas imágenes hay una post edición o una marcada elaboración de laboratorio o photoshop, pero sin una cuidada selección del color y la luz de cuando se realizó la instantánea nada de lo posterior sería posible», y es que el espectador podrá observar en estos trabajos fotográficos, además del carácter intimista del autor, la permeabilidad de Celorrio ante la expresión cinematográfica en la utilización dramática de luces y colores.

Sobre la post edición y su utilización Javier Celorrios dice: «Creo que la tan denostada post edición es similar al del cuarto negro del anterior proceso fotográfico. Por ello, esa ñoñez y prevención que muchos tienen hacia esa herramienta la encuentro absolutamente injustificada y cargada de complejos. La actual herramienta tiene un caudal de creatividad y expresividad enorme. Y eso es lo importante».

Celorrio hace una reflexión interesante sobre la relación existente entre la cámara fotográfica y el artista. «La foto en sí es un proceso mecánico, pero, como todo, depende del factor humano. No existe carísimo equipo si el fotógrafo que lo maneja no sabe captar lo que quiere retratar; hay excelentes trabajos con cámaras polaroid y al caso de los retratos de Andy Warhol me refiero, donde la imagen se convierte en belleza extrema a la manera de un largo párrafo de Proust definiendo y describiendo a la Verdurín o al Goya retratista».

La fotografía todavía hay quien no la entiende como expresión artística y al respecto Celorrio manifiesta: «Detesto esas opiniones ignaras de quienes relegan a la fotografía, desde una fatuidad de entendidos, al cuarto de atrás de las artes y más cuando el siglo XX ha dado genios como Capa, Cartier-Bresson, Catalá Roca, García Alix y Madoz o en moda (industria que por sus grandes presupuestos permite puestas en escena espectaculares) Testino y Weber entre otros».

Para concluir, el autor se refiere a la muestra «10 fotos de Javier Colorrio» con las siguientes palabras: «Mis 10 fotos son permeables a la influencia de muchas corrientes, plásticas, disciplinas y artistas que pueden ir desde Fellini a Proust y hasta me arriesgaría con Sorolla y Fortuny. Y si bien en esta colección su influencia no es demasiado evidente, sí hay que anotar al indiscutible Warhol en alguna de las composiciones y los fondos de Testino en otras. Y no hay más que explicar, lo importante es sentirlas».

Nosotros no añadiremos nada más a las palabras del autor.

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