Ángel Ortega.- Define el diccionario de la RAE la palabra “duende”, en su acepción distintiva en Andalucía, como “encanto misterioso e inefable”. El vocablo está vinculado al flamenco y a las raíces de la música y el folclore andaluz, con un significado etéreo del que escritores como García Lorca o el propio Blas Infante han profundizado, llegando a la aproximación de que es un sentimiento del imaginario flamenco de difícil explicación racional. El “espíritu” de nuestra tierra, llegó a definirlo el genial Federico.
Este fin de semana la palabra “duende” ha salpicado los titulares de los medios de comunicación, al utilizarla el mediático Pablo Iglesias, cual tópico manido al norte de Despeñaperros, en el cónclave de Podemos en la capital andaluza. “Necesitamos el duende de Sevilla”, reclamaba el madrileño, quien previamente rememoraba el poema de Manuel Machado y su canto a Andalucía, o los paseos de su abuelo Manuel Iglesias con el insigne poeta de Fuente Vaqueros.
Vaya por delante mi respeto y simpatía por el fenómeno Podemos. Entiendo que han sabido catalizar y canalizar el descontento y frustración de millones de españoles que lo están, o estamos, pasando muy mal. Con mensajes simples o difusos, aunque a veces rayanos en la demagogia, y apoyados en los medios de comunicación, han conseguido abanderar el cabreo de muchos españoles que sufrimos las consecuencias de las políticas anti sociales, pilotadas por una clase política salpicada de corruptelas, cuando no de latrocinios, que han desprestigiado, injustamente, al conjunto de la vida política.
El mitin de Pablo Iglesias en Sevilla, sin embargo, no ha pivotado sobre los problemas reales de nuestra tierra, ni ha servido para transmitir un programa o una hoja de ruta para el resurgimiento de Andalucía. Se ha centrado en la contienda electoral, ironizando sobre el liderazgo socialista de Susana Díaz, el GPS de Pedro Sánchez, o los políticos de “la casta”, en vez de ofrecer propuestas reales para nuestra tierra. Más ha semejado anteriores desembarcos de políticos centralistas, que arribaban a las tierras andaluzas considerándolas como granero de votos, en su pugna por el poder del Estado. Un peldaño obligado de la escalera electoral. Me ha dado la impresión de que cuando Iglesias pedía “el duende de Sevilla”, parecía reclamar los votos andaluces para conquistar Madrid. Como triste réplica de lo que una y otra vez han hecho los políticos de PSOE y PP. Démosle el beneficio de la duda, aunque sea porque recordaron a Carlos Cano y cerraron con el himno andaluz.
Pero no olvidemos que es año electoral, y por tanto de promesas. Y los andaluces estamos cansados de que partidos con sede en Madrid vengan a pedir nuestro voto…, sin ofrecer nada a cambio. No debemos otorgar más cheques en blanco a los partidos centralistas para que, cuando conquistan el poder, se olviden de nuestros problemas y necesidades, escamoteando las inversiones. Como hacen con la Costa Tropical, donde la ralentización de las autovías, la farsa del tren litoral o el engaño de las canalizaciones de Rules son buena prueba de ello.
Un duende, una confianza que, coincidiendo con el desplome del bipartidismo, bien podían depositar, esta vez sí en forma de voto, en los andalucistas. En el Partido Andalucista no asumimos más obediencia debida que la lucha por nuestra tierra. Nos podrán acusar de haber defraudado, de forma testimonial, en algún lugar o coyuntura concreta, las expectativas o la confianza que a veces nos han dado. Pero nunca, como queda demostrado en los 20 años de gobierno de Juan Carlos Benavides en Almuñécar, jamás, se nos podrá acusar de meter la mano en la caja. Como vemos a diario en los informativos, referido a otros partidos. Creemos llegada la hora de que los andaluces vuelvan la vista hacia ellos mismos, a su tierra, y nos presten el voto. Lo revertiríamos con creces en defender lo nuestro, en la creación de empleo y la generación de dinamismo económico. Sería un reto en el que trabajaríamos hasta dejarnos la piel, para no defraudar esa confianza depositada en nuestras siglas. Ese sería nuestro “duende”.
Ángel Ortega Fernández
Vocal de la Comisión Ejecutiva Nacional del Partido Andalucista
