Playing for Change puso de pie al público de Jazz en la Costa

La música del mundo, de todo el mundo, invocada como un cántico por el cambio y el respeto de los pueblos, es la que ha abierto el programa internacional de la XXV edición del Festival Jazz en la Costa.

El colectivo Playing For Change llenó con su musica y alegría de vivir el parque El Majuelo, jardín botánico donde se realizan las actuaciones de este festival desde hace ya un cuarto de siglo. También lo llenaron de público en el primer concierto de importación del programa de este año. Jazz en la Costa continuó el miércoles con la presencia de la cantante Lizz Wright, y el jueves cuenta con el extraordinario pianista franco-alemán Jacky Terrason.

Playing for Change es un proyecto musical multimedia y también una fundación benéfica, ambos creados por iniciativa de Mark Johnson, que presentó el concierto, con el objetivo de reunir, grabar y filmar a músicos callejeros de diferentes culturas, y luego ha derivado en una entidad que realiza una decena de intervenciones en países como Mali, Ghana, Suráfrica, Nepal, Rwanda. Todo comenzó en 2005 cuando grabó la versión del ‘Stand by me’ a cargo de Roger Ridley y entre otros Grandpa Elliott o Clarence Bekker, dos de los fundadores de esta aventura que siguen en esta entrañable gira y estuvieron en Almuñécar. Si entonces fueron millones la personas que vieron el vídeo y el documental sobre estos artistas, ahora se trata de que sean escuchados, y bailados y aplaudidos en directo.

Al margen de los valores humanos que animan estos conciertos que están dando, se trata de una actuación con trazado de ‘entre amigos’, sobre algunas de las canciones que son como el esperanto, útiles en todo el plantea por su alcance. Tanto las canciones que se cantan y tocan en vivo, como las de sus documentales son canciones icónicas acerca de la libertad, la paz y de como forjar un mundo mejor. Lo que se trata de dejar en claro en las canciones así como en la Fundación es la igualdad de todas las personas del mundo y de como ellas pueden trabajar juntas en vista de mejorar nuestra sociedad. «¿Creéis que el mundo de puede cambiar?» preguntaban y, cómo no, el público decía que sí.

Alternándose el micrófono entre Clarence Bekker (las piezas más soul), Merman Monsengo (la más reggae), Jason tamba (las más afro), Rith Titi (las más latinas) y el incomparable Grandpa Elliot (bluses e himnos) fueron sonando las vibrantes piezas de este puzzle global de músicas, continentes, gentes y culturas que han montado: ‘A Change is gonna come’, ‘One love’, ‘Felengue’, ‘Margherita’ o ‘Back to your roots’ por seguir el mismo orden de estilos mencionado, todos géneros africanos ‘de ida y vuelta’ por cierto.

El concierto fue creciendo en animosidad tema a tema y cuando salió el veterano Grandpa Elliot, con su mono de trabajo, casi ciego y sentado por un asistente, el público estalló en aplausos de agradecimiento más que de recibimiento. Los mismos que se llevó al final, cuando se quedó solo bajo un único foco para interpretar ‘Amazing Grace’ en un bis regalado. Para entonces las sillas ya habían dejado de cumplir su función y todo el público bailaba con esa sonrisa en la cara de las grandes noches de felicidad.

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